Te pasa a veces que después de un día
difícil solamente quieres comer helados, chocolates o hamburguesas?
Ha sido científicamente comprobado que nuestras emociones tienen una
relación muy fuerte con lo que se nos apetece comer en el momento.
¿Porque es así? Cuando estamos de mal
humor solo podemos concentrarnos en lo que está pasando en este
momento. Queriendo sentir un alivio rápido automáticamente empezamos
a buscar consuelo – para muchos el camino más fácil es comida.
Por lo general tenemos ganas de comer algo que está alto en azúcar,
alto en grasa y/o alto en sal. Nada sano. Pero cuando nuestras
emociones están más equilibradas es más fácil reflexionar sobre lo que
comemos y cual será el impacto de una hamburguesa o papas fritas
con mayonesa sobre nuestra salud en futuro. Gracias a equilibrio emocional estamos más dispuestos a hacer elecciones más saludables. ¿Cuál es entonces la
conclusión? Que nuestro bienestar psicológico influye la salud
física y afecta nuestro comportamiento relacionado con estilo de
vida.

A pesar de los aspectos psicológicos
de comer emocionalmente hay también un aspecto importante basado en
nuestra fisiología. En situaciones estresantes sube rápidamente el
nivel de cortisol – hormona del estrés que causa hambre y
almacenamiento de grasa abdominal (la más peligrosa para la salud).
Por eso es tan importante hacer caso a lo que sentimos y aprender a
lidiar con estrés de manera saludable.
¿Cómo podemos dejar de comer
nuestras emociones?
Familiarizarse con ellas! Cuando
aprendemos a llamar, entender y aceptar lo que sentimos, va a ser
más fácil enfrentarles de otra manera, sin querer ahogarlas con
comida. Es científicamente comprobado que personas que entienden y
trabajan en sus emociones saben hacer elecciones de estilo de vida
más saludable y es más fácil para ellas bajar de peso y
mantenerlo. Además personas que aceptan y entienden sus emociones y saben como expresarlas tienen relaciones más satisfactorias con otra gente, tienen autoestima más alta y están más satisfechos con la vida en general.
¿Que más podemos hacer para evitar
comer demasiado bajo la influencia de emociones fuertes?
Organizar bien nuestro tiempo! Planifica
tu día y ocupa con algo tu mente. Busca maneras de pasar tiempo
haciendo actividades que más disfrutes (yo sé que muchas veces no tienes tiempo para hacer lo que más te gusta pero se trata de tu vida!). Incluye actividad física y
recuerda que no tiene que ser nada complicado! Camina: al parque, a
la tienda, a la casa de una amiga, al centro comercial. Lleva tu
mascota a pasear. Juega con ñiños. Hay un montón de posibilidades!
No puedes aliviarte del estrés y
sigues comiendo? Debes buscar más profundo la raíz de tu problema.
Conversa con alguien de confianza o busca ayuda profesional
(psicólogo, psicoterapeuta, médico). Tómalo enserio y no te
descuides. Tu salud es lo más importante y más precioso que tienes.
Cuídalo!
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